·
Hematomas, irritaciones e
hinchazón: que la zona operada esté enrojecida, hinchada o presente maratones es
completamente normal, por lo que no deberías preocuparte, ya que a medida que
cicatrice la herida irá desapareciendo. Del mismo modo, en los perros castrados
puede parecer que estos aún tienen testículos e inflarse, pero la hinchazón
disminuirá gradualmente durante los próximos días. No es por lo tanto un
complicación postoperatoria de castrar a un perro, pero sí que es importante
que controles la herida con frecuencia para asegurarte de que evoluciona
correctamente y no tiene secreciones.
En este último
caso, deberás acudir al veterinario.
·
Vómitos y diarrea: debido a la
anestesia general, tu perro se encontrará levemente mareado y con su
metabolismo alterado. Esto normalmente se manifiesta con vómitos y diarreas,
por lo que tendrás que echar un ojo a tu perro. Ahora bien, si este estado dura
más de 48 horas después de la cirugía, deberás acudir rápidamente al
veterinario.
· Posibilidad de que quede tejido ovárico: a veces, algunas perras tienen una constitución física que dificulta la extirpación de los ovarios al completo. En estos casos, cabe la posibilidad de que pueda quedar un poco de tejido ovárico, el cual puede reactivarse y volver a ser funcional, devolviendo el celo en la hembra incluso años después de la operación.
·
Riesgo de contraer infección: el riesgo de
que tu perro sufra una infección interna es mínimo. Sin embargo, es muy
importante que no le permitas que se lama la herida, por este motivo es
habitual utilizar un collar isabelino para que no pueda alcanzarse la herida.
Contrariamente, su tu perro se lame la herida, podría abrirse e infectarse.
·
Herida mal cicatrizada: del mismo
modo, si tu can se lame la herida existe el riesgo de que no acabe de
cicatrizar o no lo haga adecuadamente. Además, no deberás ponerle ninguna
pomada que no haya sido recetada por el veterinario, pues también puede
perjudicar gravemente el proceso de cicatrización.
·
Fallecimiento: este es sin
duda uno de los riesgos al que la mayoría de propietarios teme cuando piensa en
que tendrán que someter a su can a una anestesia general. Sin embargo, hay que
destacar que múltiples estudios han demostrado que el índice de mortalidad de
esta intervención es ínfimo, concretamente de un 0,03 %.
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