martes, 6 de julio de 2021

¿Cómo adiestrar a un perro?

La educación sería la primera de las fases para hacer de un perro un buen perro

de terapia. Cualquier can debe saber comportarse y se le tiene que enseñar a jugar

correctamente, debe tener su sitio para la comida, el recreo y el descanso, debe

enseñársele a no subirse encima de la gente, eliminar en lugar adecuado, pasear

tranquilo sin tirar de la correa, etc. Pero en el caso de un espécimen que queramos

dedicar a la terapia mucho más.

La segunda fase del entrenamiento sería la habituación a los estímulos que

podrá tener en los entornos terapéuticos y los materiales técnicos que se encontrará

en los mismos como sillas de ruedas, andadores, muletas o bastones. El perro debe

acostumbrarse a los posibles gritos de los niños, conductas de fuga, aleteo y palmeo de

las manos que pueden realizar algunas personas con autismo y en definitiva a todo

tipo de actitudes y formas de comunicación atípica o brusca que él debe percibir como

algo normal, por tanto, no tiene que tener reacción algún ante estos

comportamientos. Es imprescindible que el perro tolere otros comportamientos o

acciones en las que se pueda ver en un futuro para que no se estrese en las sesiones,

como pueden ser: apretones en el hocico, tirones de cola u orejas, caricias fuertes y

con diferentes presiones (suele pasar mucho con personas que tienen parálisis

cerebral), pisadas en la cola o las patas... Hay que pensar que algunas personas que

tienen alguna discapacidad (por ejemplo, discapacidad intelectual) pueden reaccionar

de forma impredecible ante la presencia del animal. La forma de conseguir esta

habituación sería mediante el juego y el refuerzo de las actitudes que queremos

fomentar (tranquilidad) ante estos estímulos.

El adiestramiento de habilidades propiamente dicho es la tercera fase del

entrenamiento y se realizaría una vez el perro ha madurado, lo que hace que tenga

una ampliación en su capacidad de aprendizaje súbito que suele suceder en torno al

año o año y medio. Esto no significa que no pueda empezar a introducirse en el

adiestramiento de órdenes sencillas al perro mucho antes. En torno a los cuatro o

cinco meses es posible canalizar la atención del perro a través de estímulos positivos y

enseñarle órdenes sencillas que sirvan para evitar un castigo, por ejemplo, podemos

reorientar la excitación propia de un cachorro a través de una orden corta como

“sienta” o “sit” para poder premiar la conducta alternativa. Hay muchas variables

implicadas a este respecto y veremos individuos más predispuestos que otros en

función de la raza (las tallas pequeñas maduran antes que las grandes), el sexo (la

hembra madura antes que el macho) y el temperamento del individuo.

Esta fase de adiestramiento puede durar entre 4 y 8 meses, aunque dependerá

de las características del perro, del guía… y debe ser diaria en sesiones cortas de no

más de 5 ó 10 minutos en las que preferentemente usaremos el aprendizaje en

positivo para sí tener mayor efecto en las personas.

                                 



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