Vaya por delante que el perro no es agresivo por naturaleza, sino que es el ambiente en el que crece quien lleva a que desarrolle conductas agresivas. Muchas veces es el mismo propietario quien, inconscientemente, lleva a que el perro sea agresivo, por tanto, es fundamental saber qué hacer y qué no hacer a la hora de educar a un perro para evitar que desarrolle agresividad.
Para empezar, algo que inquieta a los propietarios novatos de perros es el hecho de que el cachorro se pase el día mordiendo. Muchos de los correos que me llegan son de propietarios que relacionan estas mordidas tempranas de los cachorros con que el animal ya es agresivo. ¡Nada que ver! El cachorro muerde para descubrir su entorno, pero sobre todo por las molestias de la dentición. ¿No se llevan los bebés humanos todo a la boca cuando desarrollan la dentición? Pues los cachorros lo mismo, solo que ellos ya cambian sus dientes de leche y sí, hacen daño, pero no está para nada relacionado con un problema de agresividad. Tan solo hay que aprender a educar al cachorro a inhibir la mordida.
Dicho esto, estas son las pautas que todo propietario de perro debería seguir para evitar educar a un perro hacia la agresividad:
- Educar positivamente. Cuando a un perro se le educa en positivo no solo aprenderá mucho más rápido, sino que lo hará de forma eficaz. La violencia física jamás debe contemplarse en la educación de ningún perro. La mejor forma de educar a un perro es utilizando las recompensas para reforzar las conductas que queramos que se repitan, y adelantarse o actuar en el mismo momento en que ocurre en aquellas conductas llamémoslas indeseadas con un NO o un SHHH firme y claro. Debe quedar claro que, si se usa la violencia en un perro para su educación, ese perro lo más seguro es que desarrolle violencia, así que si no quieres un perro agresivo, no seas tú agresivo con él.
- Correcta socialización. Este es un punto fundamental en el desarrollo de la personalidad del perro. Una socialización adecuada entre los 2 y los 4 meses del cachorro será clave para evitar que desarrolle conductas agresivas con su entorno. Muchos veterinarios prohíben a los propietarios sacar a la calle al cachorro hasta que éste tenga todas las vacunas puestas. El problema es que también se coarta ese periodo crítico de socialización. Los perros que no son bien socializados durante este periodo desarrollarán conductas de miedo o agresividad con sus iguales, con otras personas o con su entorno. Un cachorro entre los 2 y los 4 meses debe relacionarse con otros perros y animales, con personas de toda clase, con ruidos y sonidos variados, con diferentes ambientes, etc. y todo de forma positiva, de forma que, integre que no debe temer a su alrededor, pudiendo convivir con la sociedad en completa confianza y armonía.
- Ayúdale a que sea independiente. La autoestima es fundamental en un perro. No permitas que dependa de ti y solo de ti, porque desarrollará una autoestima baja y falta de confianza. Para ello, permite que corra en libertad, sin correa en espacios en los que pueda estar: parques caninos, playas, bosques, campos, etc., donde haya peligros cerca. Permite que se quede ratos solo con otras personas, que salga a pasear con otras personas, etc. No te acostumbres a cargarlo, ¡es lo peor que puedes hacer! Los perros jamás deberían ser cargados, porque distorsionas su visión del mundo. ¿A que no cargarías un San Bernardo? Pues no cargues con el Chihuahua. Muchos perros de razas pequeñas son agresivos porque han sido cargados constantemente por sus dueños y no permiten que nadie les toque o se acerquen a sus humanos. ¡Más independencia para tu perro!
- No a la posesión. Algunos perros son tremendamente posesivos con su comida, sus juguetes, sus humanos, … Jamás permitas estas conductas. Tu perro debe aprender a que no debe ponerse agresivo si alguien se acerca a su plato o le coge algún juguete. Para ello, debes ayudarle a entenderlo. Hay que ir con cuidado cuando el perro gruña, porque gruñir no se puede regañar, ya que es una manifestación de que está molesto. Si le obligamos a no gruñir, quizás el siguiente paso sea morder, y eso es lo que queremos evitar, entonces, ¿cómo actuar? En el caso de la comida, ordena que se siente antes de darle el cuenco. De esta forma sabrá que eres tú quién le ofrece la comida por lo que no tiene sentido que se la quites. Desenfócalo. Haz que tu perro se enfoque en otra cosa que en el tema gruñir. Si, por ejemplo, te gruñe por un juguete, coge otro y deja que ponga su atención en lo que tienes en las manos. Si ofreces de tu propia mano comida, juguetes, etc., entenderá que no eres una amenaza, sino un camarada.
- Actividad física necesaria. El estrés y la ansiedad es uno de los peores enemigos del perro, y los mejores amigos de la agresividad. Los perros son animales muy activos que necesitan “quemar” energía de forma diaria. Si esa energía no se agota, se convierte en agresividad, de ahí que, muchos perros que viven atados o viven siempre en un balcón tengan tan “malas pulgas” y es que la ansiedad que sufren es tan brutal que la canalizan a través de comportamientos agresivos.
- Divertíos. No hay nada que mate la agresividad como la diversión. Juega con tu perro, sal a pasear con él, id juntos a todos los lados que podáis, permite que juegue con otros perros y personas… Si tu perro es feliz contigo no tiene por qué resultar agresivo con nadie.
Como ves, son diferentes factores los que pueden llevar a que un perro desarrolle agresividad, y la mayoría de veces es nuestra culpa. Aplicando estas sencillas pautas podrás ver cambios radicales en ciertas actitudes de tu perro.
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